Por el Dr. Felix Jose Colon Ph.D
Hoy le vengo hablarle de un tema muy bello, que es la aceptación de sí mismo. Todos tenemos áreas en las que nos hacen falta mejorar. Pero mientras seguimos esforzándonos y levantándonos para dar lo mejor de nosotros mismos como cristianos, podemos estar seguro de que Dios se complace en lo que somos y hacemos.
Quizás no le agrade todas nuestras decisiones pero sí le agradamos como persona a nuestro Creador. Sé que algunos le cuesta creerlo pero Dios quiere que nos sintamos bien con nosotros mismos. Quiere que nos sintamos seguro de nuestra imagen como criatura de Dios.
Sin embargo, hay muchas personas que se enfocan siempre en sus defectos y debilidades. Jesús dijo: «Amarás a tu prójimo como a tí mismo.
» Observa que el requisito para amar a los demás es amarte a tí mismo. Si no sientes respeto hacia quien eres y sino aprendes aceptar tus defectos y virtudes, entonces nunca podrás amar adecuadamente a los demás.
Por desdicha, el desprecio que muchos sentimos por sí mismo destruye muchas relaciones en nuestro día. Comprende que no puedes dar lo que no tienes. Sino te amas a tí mismo no podrás amar a los demás. Si por dentro estás en guerra, enojado, inseguro, sintiendo que no eres atractivo que estás condenado, entonces eso será todo lo que podrás dar a los demás.
Por otra parte, si reconoces que Dios está trabajando en tí, a pesar de tus defectos y debilidades, podrás aprender aceptarte. Luego podrás dar ese amor y tener relaciones saludables.
Si Dios te acepta tal y como eres, ¿Por qué no puedes aceptarte tu? Necesitas entonces tener un encuentro con Dios y contigo mismo. Dios no nos creó para ser personas mediocre ni promedio. No nos creó para que sobreviviéramos nada más.
Fuimos creados para alcanzar la excelencia en Dios. La Biblia nos enseña que antes de la creación del mundo, Dios no solo nos eligio, sino que nos dio todo lo que necesitamos para vivir en abundancia.
Tienes dentro de tí la semilla de la grandeza, pero hace falta que actúes y creas en lo que Dios tiene para tí. Necesitas tener dentro de tí la imagen de un gran de un campeon. Necesitas cambiar tu forma de pensar, creer y reconocer que eres una obra maestra del Maestro.
En Proverbios leemos que seremos saciado del trato de nuestros labios. Cada día deberíamos dar gracias a Dios y hablarle a nuestro corazón y decir cosas positivas a nuestra vida. Como: «Soy bendecido, soy próspero, soy sano, soy talentoso y soy creativo por que tengo la unción de Dios en mi vida.» Y que cada una de esas palabras penetren en tu corazón, mente y en especial en tu subconsciente. Al final cambiarás en la forma en que te ves a tí mismo. Nuestras palabras marcan el rumbo de nuestra vida.
Comienza a pronunciar con tus labios lo que Dios dice de ti. Soy ungido, Dios se complace en mí. Estoy preparado para lo que tengo que hacer. He sido elegido y apartado y destinado a vivir una vida victoriosa. Tienes que hacer un hábito de declarar palabras de fe en tu vida. No importa como te sientas, mírate en el espejo y di, «Soy fuerte, soy sano, Dios renueva mi juventud como el águila.» El Señor nos habla en su palabra, en Hebreos 11:1 llamar los cosas que no son como si fuesen. Es decir no digas lo que eres sino lo que quieres llegar hacer.
De eso se trata la fe. En el plan físico tienes que verlo para creerlo. Pero Dios dice, tienes que creer para luego ver. Reclama todas las promesas que Dios tiene para con tu vida. En Joel 3:10 diga el débil fuerte soy. Comienza a profetizar en tu propia vida. Utiliza tus palabras para bendecir tu vida y todos alrededor.
Dios nos llama como llamó al profeta Jeremías. Dios dijo a Jeremías: «Que lo había apartado y formado en el vientre de su madre como profeta ante las naciones. Jeremías era joven y no tenia gran sentido de la confianza en sí mismo.
Cuando oyó la promesa de Dios, en el lugar de sentirse bendecido, tuvo miedo y dijo: «Señor yo soy muy joven no puedo hablar ante los naciones.» Le respondió a Jeremías: «No digo que eres demasiado joven.» Observa que Dios de inmediato detuvo las palabras negativa de Jeremías. ¿Porqué? Porque Dios sabia que si Jeremías seguía diciendo «No puedo hacerlo» sus palabras iban a detener la bendición que Dios tenia para con él.
Sencillamente Dios le dijo: «Jeremías no vuelvas a decir eso.» No uses palabras para maldecir el futro. Hoy te invito que entres en una relación profunda con Dios y que reconozcas a Jesucristo como tu Salvador. Y que reconozcas la vocación que Dios tiene para ti. Y que disfrutes del llamado que Dios te hace. Y comenzamos a vivir una vida plena en Dios. Y reconoce que eres ungido por Dios y que Dios tiene un llamado para tu vida. Dios te ha llamado a ti hacer cosas grandes. Ha puesto en tu corazón muchos sueños y deseos . Te invito a que te meta con Dios para que descubras todo lo que El tiene para ti y todos tus generaciones. Se despide su hermano y amigo, DrFelix Colon