“Yo iba a gritar y me tapó la boca. Me quitó el vestido y me hizo una cosa mala” narra Niña de 12 años, quien tiene siete meses de embarazo tras ser violada

Manuel Ortiz
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Mientras a la edad de 12 años las niñas juegan, estudian y su única preocupación es prepararse para lo que será la adolescencia, Esperanza (nombre ficticio) tendrá que enfrentarse a la maternidad, a la fuerza.

La menor quedó embarazada producto de una violación, y hoy tiene siete meses de gestación.

Esperanza no ha revelado quién abusó de ella, por temor a que su verdugo cumpla con la amenaza de que si habla, la mata.

Yo iba a gritar y me tapó la boca. Me quitó el vestido y me hizo una cosa mala, después me quitó los pantis y me hizo una cosa mal hecha y le dijo a mi prima que si hablaba también la iba a matar, entonces, mi prima le dijo que no, que ella no iba a hablar y yo también le dije que no iba a hablar para que no me golpeara. Después me soltó y me dijo que si yo hablaba me iba a matar”, narró la niña, quien al momento de la violación andaba junto a una primita.

El violador está en libertad, mientras la niña de 12 años es presa de la angustia y la tristeza que le produjo un embarazo a destiempo.

Me violaron y después me sentí mal. Tengo siete meses de embarazo, voy a cumplir 13 años, yo nunca pensé que esto me iba a pasar. Me dolió mucho cuando yo sentí que él me hizo eso”.

Esperanza vive junto a sus padres y hermanitos en condiciones precarias y no cuenta con los recursos suficientes para traer al mundo a su criatura en un lugar seguro, por lo que la plataforma de recaudación en línea, Jompéame, dio a conocer su historia, con el fin de recolectar fondos para garantizar, al menos, seis meses de leche, pañales, alimentación y mejorar las condiciones de su vivienda.

Además de ayuda económica, Katherine Motyka, CEO de Jonpéame, afirma que la niña y su familia urgen ayuda psicológica, por lo que pide la intervención del Estado.

Esperanza es hija de una ama de casa de 34 años y un chiripero de 28, quienes dijeron se harán cargo del niño y no lo darán en adopción, aunque su situación económica apenas les permite subsistir.

Pese a que la menor ha abandonado los estudios desde que salió embarazada, dice que cuando sea grande quiere ser maestra.

El caso de Esperanza sale a la luz en momentos en que en el Congreso Nacional se debate la despenalización del aborto cuando esté en peligro la vida de la madre, cuando el embarazo sea por incesto o violación y cuando el feto sea incompatible con la vida.

cortesía: DL


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